El avión ‘Solar Impulse’ dará la vuelta al mundo en 2014

Solar Impulse/ Jean Revillard

Después de recorrer 6000 km entre Europa y África, con escala en Madrid, un nuevo prototipo del Solar Impulse dará la vuelta al mundo en 2014

Elena Ayuso / Madrid

El Solar Impulse HB-SIA es el primer avión concebido para volar día y noche sin combustible ni emisiones de CO2. Las 12.000 células solares de las alas, que miden 63,4 metros, alimentan, almacenando la energía en baterías, cuatro motores eléctricos. De esta manera cuando anochece el avión solar sigue volando gracias a esa carga.

Después de 7 años de trabajo y por primera vez en la historia, un avión ha conseguido volar día y noche sin combustible y alimentado exclusivamente por energía solar. El prototipo Solar Impulse HB-SIA ha efectuado un vuelo intercontinental de ida y vuelta entre Suiza y Marruecos en un total de 131 horas y 10 minutos, a una velocidad media de 70 Km/hora con escalas en Toulouse y Madrid. El prototipo consiguió aterrizar (siempre de noche para evitar las corrientes térmicas) siempre con las baterías recargadas.

Construido en fibra de carbono y auspiciado por importantes firmas europeas (Bayer, Dassault, Solvay, Schindler, Deustche Bank, Omega, Altran…), este prototipo suizo tiene la envergadura de un Airbus A340 y el peso de un coche familiar. La experiencia positiva de este proyecto va a tener su continuación en un nuevo prototipo, el Solar Impulse HB-SIB, destinado a dar la vuelta al mundo en 2014.

El nacimiento de una idea

Construido con el objetivo de demostrar el inmenso potencial de las nuevas tecnologías basadas en energías renovables, el avión solar nació como idea hace 10 años en la cabeza de Bertrand Piccard (nieto del Auguste Piccard, explorador y físico suizo en quien se inspiró el dibujante Hergé para crear al Profesor Tornasol, personaje de Las aventuras de Tintín ), que había dado la primera vuelta al mundo sin escalas en globo en 1999, con Brian Jones.

La Escuela Politécnica de Laussane apoya la idea y confía la dirección de un estudio de viabilidad a André Borschberg, ingeniero y piloto de caza, que se convierte desde entonces en el socio de Piccard en esta aventura.

Desde entonces, y después de años de estudio, concepción, construcción y experimentación, diversas firmas e instituciones han apoyado el proyecto: desde empresas como las mencionadas anteriormente hasta la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la Comisión Europea y el Gobierno suizo.

El éxito del prototipo Solar Impulse HB-SIA ha confirmado las expectativas de Piccard: “Las tecnologías actuales, si los gobiernos tuvieran el coraje de promoverlas masivamente, permiten disminuir considerablemente la dependencia de las energías fósiles. Los beneficiados con estas perspectivas fascinantes de desarrollo serían no sólo el medio ambiente sino también la creación de empleo y el poder individual de compra”.

La Fundación Solar Impulse ha creado un programa pedagógico abierto a todo el mundo y ofrece la posibilidad de apoyar este proyecto adquiriendo una de las células del avión, lo cual da derecho, además, a visitar la base aeronáutica o inscribir su nombre en el fuselaje. Toda iniciativa vale para hacer realidad un nuevo hito en la historia de la humanidad. Y, esta vez, de forma limpia.

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